martes, 1 de enero de 2013

El río del año
YODONA (29 diciembre 2012)



Fotografía: Andreu Francisco
  Uno, dos, tres… el líquido cansado del año, dividido en mil brazos, acariciará las orillas que encuentre a su paso. Resbalará con cautela por las playas de la isla de lo perdido, tratando de no despertar la memoria ni los lamentos por los tesoros que allí duermen, irrecuperables. El atolón de las ilusiones saludará animado a su paso, mostrará orgulloso su vegetación exuberante, sus seres fantásticos y los dulces frutos de sus árboles, esperando que la corriente elija a los mejores para sumarlos a su marcha. En el arrecife triste de las decepciones, solo el silencio gritará, tratando de ocultar sus escollos traicioneros, que aguardan la llegada de incautos marineros, náufragos del desengaño.

Cuatro, cinco, seis… Areniscas suaves que hacen cosquillas sortearán las rocas afiladas de los azares oscuros. Entre ellos, el lodo templado de la monotonía tratará de frenar los guijarros descarados y refulgentes de los deseos. Rocas y piedras, gemas y arena se enredarán en el curso del río. El tiempo fluye. Siete, ocho, nueve… ¡Un último beso! Que este año, sí. Que nada cambie. Que cambie todo. Que el tiempo no nos escatime la vida. Que solo los malos augurios zozobren. Que al fin lo logremos.

Diez, once y doce… Ya la corriente llega al océano de 2013. Feliz desembarco. Feliz travesía.

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