viernes, 4 de diciembre de 2009

Soy un grano de arena. Minúsculo. Imperceptible. Apenas nada. Una levísima irritación en la piel. Un crujido en el zapato. Una lágrima ardiente. Insignificante en su soledad. Pero invicto soldado del ejército del desierto. Soy hijo del sol y de la noche fría. Exploradores, sultanes y esclavos se han rendido ante el oro de mi piel. Dibujo formas sinuosas e invento espejismos para mis amantes.
Dejaré que te tumbes sobre mí, sentiré tu cuerpo y te abrazaré con suavidad, envolviéndote en mi caricia tibia, susurrándote leyendas quedas de tiempos perdidos. Dejaré que me ames, que me admires y me sueñes. Pero no busques un latido en mi corazón pétreo. Huye de la ambición de poseerme. Mi belleza puede dar sentido a tu vida, pero la muerte se esconde en mis curvas.
No pretendas comprenderme. En cualquier momento puedo devorarte. No me culpes. Tengo hambre de vida. La furia también forma parte de mí. Si me alzo, mi ternura se tornará asfixia. Seremos cientos, miles, millones de minúsculas partículas dispuestas a cegarte. A beber tu aliento. A secar tus entrañas. A convertirte en otro minúsculo, imperceptible, insignificante grano de arena.
Soy apenas nada. Pero puedo serlo todo. La belleza turbadora para el turista. La prisión de la niña del Sáhara. El terror del secuestrado. El refugio del corazón seco de los bandidos. El lugar donde se extravía la justicia. El desierto de la esperanza.
Soy la desnuda belleza de la ausencia. El reloj gira, pero en mi eterna danza el tiempo me pertenece. Arriba. Abajo. Arriba. Abajo. Soy tus horas y tus minutos. Arriba. Abajo. Yo dicto el ritmo. Arriba. Yo marco el final. Abajo. Apenas nada.

3 comentarios:

  1. El grano de arena es posiblemente la más valiosa cuenta de este collar de álter egos. Belleza minimalista, fuerza pétrea, sintética poesía mineral. ¡Que este blog no decaiga!

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  2. Es innecesario quedarse con uno y no me consta que los diferentes rostros o perfiles expuestos en sucesivos planos narrativos respondan a una estructura previamente trazada. Sea como sea, juzgo innecesario escoger, por que esos planos van componiendo un poliedro en el que todos tienen un sentido y nos proporcionan, entre otras cosas, deleite, pero sí le diré, Srta. Riverola, que este es el que más me ha gustado hasta el momento.

    No tiene sentido decir más, salvo que espero que esté muy satisfecha de este grano de arena, de los precedentes y de los que lo sucedan (espero que sean muchos).

    I.

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  3. He aprendido, algo he aprendido y cómo comprender la belleza letal de una criatura así?. No intentaría descifrarla, ni saber el verdadero significado de aquello que me susurre al oído. No cuestionaría sus besos, ni pensaría en que su saliva tibia y dulce será mi último trago antes de convertirme en ese insignificante grano de arena.
    Ante este cuerpo desnudo, amigos, entregaría mi carne y mis huesos, doblaría la apuesta en su juego de la muerte aunque la suerte ya esté echada.
    Por que su vuelo, es el de la reina que acecha y desparrama su olor de hembra que todo lo puede.
    No hay nada que entender, no hay nada que saber.

    Me encanta Riverola, cuando es tu piel la que habla.
    Sigue.

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