domingo, 8 de noviembre de 2009

Soy el niño al que sus padres preguntan a quién quiere más, si a papá o a mamá. Dicen que aunque soy pequeño, ya puedo decidir, y a mí me tienen harto con lo de la custodia. Vaya palabreja. Cada vez que la oigo, me acuerdo de la peli de Indiana Jones y me imagino a mi padre vestido con la armadura del caballero custodio del Santo Grial, medio momificado. A mi madre ya me cuesta más meterla dentro de la armadura. Ella dice que esto de la separación la pone tan nerviosa que no puede parar de comer y que papá tiene la culpa de que se esté poniendo como una foca. A ver, muy delgada nunca ha sido, y lo de que papá tiene la culpa de todo, tampoco es nuevo.
Parece que el tema de la custodia también tiene algo que ver con el piso. Mi padre acusa a mi madre de estar buscándole la ruina. Dice que va a tener que volver al piso de sus padres. Yo ahí no veo un gran problema. A mí me gusta ir a casa de los abuelos, siempre tienen la tele puesta, con esos programas que mi madre nunca me deja ver. Y la abuela me atiborra de comida buenísima, de esa que tampoco comemos en casa. Además, yo creo que mi padre se divertiría. Cada tarde van tres vecinos de la escalera a echar una partida de dominó. Antes iban al bar de la esquina, pero desde que al abuelo le dio el arrechucho y va con el oxígeno a cuestas, se instalan en la mesa del comedor. Mi abuela aprovecha ese rato para ir a clase de tai-chi. Está en forma la abuela. En cuanto la ven salir, el señor Manolo, el del tercero, saca la petaca con Anís del Mono y entonces el abuelo me mira y me guiña el ojo para que no me chive a la abuela. Pero yo no soy un chivato. Aunque a veces me gustaría serlo. Querría decirle a mamá que papá llora cuando ella se va. Y también le diría a papá que mamá les dice a sus amigas que no quiere hacerle daño. Pero los dos me guiñan el ojo y me piden que calle. Y yo pienso, ¿por qué cuando me enfado con mi amigo Salva siempre dicen que hable con él? Supongo que eso debe ser lo que los mayores llaman una contradicción. Otra palabreja rara.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena y, sobre todo, mil gracias por este regalo de blog: inteligente, brillante, emocionante, agudo, sensible, original y oportuno.

    P.D. Soy el caballero custodio del Santo Grial. A menudo mi hijo me pregunta cosas que normalmente no alcanzo a comprender. Son los efectos devastadores del Anís del Mono, que me tiene barrenado el cerebro. Por supuesto que el licor me permite algunos -muy pocos- instantes de lucidez, pero éstos termina por nublármelos el señor Manolo, que siempre me deja tieso en la mesa del dominó. Sé que así no tengo futuro -ni presente, ni pasado-, ni siquiera enchufado a un dispensador de oxígeno como el del abuelo. Y del tai-chi en el parque, ni soñarlo, por supuesto. Me queda un consuelo: conmigo, Salva nunca se enfada.

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  2. Es normal lo que te sucede, caballero custodio. Yo me sentiría igual de abatida después de la marcha de Indiana Jones. ¡Qué gran blog! ¡Una perla!

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